Hay dos eventos de finales de los 80 que debían durar pocos años y que hoy siguen vivos y coleando. Uno es el Never ending Tour de Bob Dylan, que mantiene sus conciertos desde hace 28 años. El otro es el sistema intracomunitario de IVA.
Este mes la Comisión Europea anunció un plan para acabar con este sistema transitorio que empezó en 1992 y que nadie se ha atrevido a tocar hasta ahora. Decir que este plan es ambicioso sería quedarse corto. Para explicarlo, vamos a dividirlo en los tres frentes principales que ha abierto la Comisión.
Fin del sistema de IVA intracomunitario
Se estima que en el sistema actual desaparecen 50.000millones de euros al año mediante el fraude de carrusel, un engaño simple que aprovecha los huecos de nuestro IVA europeo. Para que se hagan una idea de las cantidades, España solo pidió 40.000 millones de aquel rescate atávico que todavía dirige nuestras políticas públicas. Este fraude de carrusel trae de cabeza a la Comisión y es la razón principal de los cambios propuestos.
En el sistema actual, cuando una empresa realiza una operación intracomunitaria, la venta está exenta de IVA mientras que el comprador debe declarar el IVA como repercutido y deducible en su propio país. La solución que ha propuesto la Comisión este mes pasa por cargar IVA al tipo del país de destino en el país de origen, que se encargaría de transferir el IVA recolectado al país del cliente.
Por ejemplo, si vendo un contenedor a un cliente francés bajo el sistema propuesto, mi factura emitida en España incluirá IVA francés que luego consignaré en mi declaración española y que la Agencia Tributaria transmitirá a la autoridad tributaria francesa. Es un plan basado en la experiencia de las normas B2C para servicios electrónicos pero, debido a su envergadura, no vamos a verlo nacer hasta dentro de varios años.
IVA en e-commerce
Las empresas que venden productos por internet a particulares extranjeros están de enhorabuena. Hasta ahora debían obtener un número de IVA en el país del cliente cuando superaban cierto volumen de operaciones. Esto supone cientos de declaraciones en países que quizás no hayan visitado nunca.
Para impulsar el comercio electrónico, la Comisión ha propuesto que todas estas ventas se declaren únicamente en el país de origen y que sea éste quien transmita el IVA correspondiente a la autoridad tributaria de destino. Es un sistema similar al propuesto para todo el IVA intracomunitario y también se basa en la experiencia de servicios electrónicos B2C, pero esta medida ya se ha puesto en marcha y se espera que la Comisión presente su propuesta legislativa antes de final de año.
Tipos reducidos de IVA
Desde hace años, la Comisión y varios estados miembros han mantenido una batalla sobre el tipo de IVA de los libros electrónicos. Los países quieren equiparar ese tipo al de los libros en papel, pero la Comisión les recuerda que solo los productos del Anexo III de la Directiva de IVA pueden beneficiarse de estas subvenciones.
Reino Unido también ha abanderado el tampon tax como estandarte del Brexit porque la Comisión obliga a aplicar el tipo general a compresas y tampones ya que no están en dicho Anexo. Con los cambios publicados este mes, Europa no ha querido dar la batalla y ha propuesto dar más flexibilidad a los países para que decidan qué bienes y servicios se benefician de los tipos reducidos.
Se propone eliminar el Anexo III o revisarlo periódicamente. Los tipos reducidos de IVA levantan las mismas pasiones en la gala de los Goya y en las calles de Londres, así que Europa ha ofrecido un café para todos que no deteriore el maltrecho espíritu comunitario.
Además de estos cambios, se añaden también viejas reivindicaciones de la Comisión como la mejora del intercambio de información, mayores poderes para estados miembros en cuestiones transfronterizas y más trabajo para el Eurofisc.
Con las propuestas anunciadas este mes, habrá 3 millones de empresas recolectando IVA extranjero, autoridades de cada país colaborando en cuestiones cotidianas, más integración en nuestro sistema fiscal y, sobre todo, menos trabas al comercio comunitario. En palabras del propio Dylan, There is a Slow Train Coming.
Fuente: www.eleconomista.es